domingo, 10 de abril de 2011

El mayor naufragio de la historia no fue el del Titanic

EL HUNDIMIENTO DEL Wilhelm Gustloff






El hundimiento del transatlántico alemán Wilhelm Gustloff fue provocado por un submarino de la armada soviética mediante torpedos, que fueron disparados contra la embarcación el 31 de enero de 1945. A bordo del buque se encontraban más de 10.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, pero también había heridos, participantes de las batallas contra el Ejército Rojo. Igualmente se hallaban a bordo aproximadamente mil cadetes de la marina, que habían acabado su adiestramiento para combatir en los submarinos alemanes y se debían incorporar al servicio lo antes posible. Al momento del hundimiento, fueron embarcados junto con los civiles.
El buque fue construido por los astilleros Blohm & Voss, Hamburgo, tenía 208,5 m de eslora y 23,5 m de manga, desplazaba 25.484 tn impulsado por motores diesel de 9.500 cv. Contaba con una tripulación de 420 oficiales y marineros y podía transportar a 1.465 pasajeros de una sola clase con una velocidad de 15,5 nudos. Fue bautizado Wilhelm Gustloff en honor a un líder nacionalsocialista suizo asesinado en 1936.



Primera misión de transporte

Después de entrar en servicio, el KdF Wilhelm Gustloff zarpó en cruceros de placer que incluyeron puertos del Atlántico, el Mediterráneo y del Mar del Norte. Aparte de esas travesías llevando turistas alemanes, el Gustloff realizó un viaje a España, poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, para transportar de regreso a la Legión Cóndor que ayudó a los sublevados a ganar la Guerra Civil. El convoy, compuesto por los cruceros KdF Robert Ley, Deutsche, Stuttgart, y el Sierra Córdoba, además del Gustloff llegaron a España el 24 de mayo de 1939, descargando grandes cantidades de material para las fuerzas nacionalistas, que incluían medicinas y alimentos. Dos días después, la Legión Cóndor embarcaba en los buques que zarparon inmediatamente rumbo a Alemania.

Buque hospital

Meses después, poco antes de comenzar la invasión a Polonia, el Gustloff fue pintado de blanco con una banda verde de proa a popa, y cruces rojas en varios lugares del casco y cubierta. Fue comisionado en la Kriegsmarine como "Lazaretschiff" o buque hospital. Luego de un intenso período de entrenamiento para sus nuevas actividades, entró en servicio por primera vez después de la campaña de Polonia en Danzig-Neufahrwasser transportando a Alemania 685 heridos durante la campaña y regresando a Danzig, donde quedó asignado para prestar servicios médicos. También formó parte del convoy que movilizó miles de alemanes que fueron repatriados a Alemania desde las regiones que en ese momento iban siendo ocupadas por los soviéticos, de conformidad con el acuerdo germano-soviético de repartición de Polonia.

Campaña de Noruega

Desde mayo hasta julio de 1940, el Gustloff se trasladó a Oslo en Noruega para atender a los heridos durante la campaña en ese país. Finalmente le ordenaron que se dirigiera a Stettin el 2 de julio transportando 563 heridos.

Enero de 1945

En enero de 1945, el Almirante Karl Dönitz ordenó que el Gustloff evacuase al personal de U-Boots y que apoyase también la evacuación de refugiados y heridos. De esta forma el trasatlántico pasó a formar parte de la mayor evacuación realizada en la historia, el rescate y transporte de millones de refugiados, enfermos, heridos y todos los que escapaban de las tropas rusas que avanzaban desde el este. Todos los buques disponibles en el Báltico fueron destinados a la evacuación incluyendo los buques del KdF, cargueros, auxiliares y buques pesqueros. Entre los grandes buques se encontraban el Cap Arcona, Robert Ley, Hamburg, Hansa, Deutschland, Potsdam, Pretoria, Antonio Delfino, Winrich von Kniprode, Ubena, Goya, Berlin, General Steuben y Monte Rosa.
En el puerto, más de 60.000 refugiados trataban de abordar las naves creándose un estado de caos y confusión. Mientras los oficiales intentaban contabilizar a los pasajeros, mucha gente subían a bordo desordenadamente burlando la guardia, que se veía inerme para controlar a la multitud. Algunos disparos al aire hacían recuperar el orden, pero no por mucho tiempo. Niños deambulaban por doquier buscando a sus padres. Un nutrido grupo de auxiliares femeninas de la Kriegsmarine fueron acomodadas en lo que una vez fue la piscina del lujoso trasatlántico ubicada en la Cubierta-E. Todas eran jóvenes de 17 a 25 años. Un día antes de zarpar, llegó un tren hospital a Gotenhafen llevando heridos que fueron subidos a bordo y acomodados en la llamada cubierta para tomar de sol. donde años atrás miles de turistas alemanes se broncearon navegando por las aguas del Mediterráneo. Todos los espacios del buque estaban abarrotados de gente. En cubierta se veían algunas ametralladoras antiaéreas instaladas para rechazar posibles ataques aéreos. Sólo dos tercios de los pasajeros llevaban chalecos salvavidas y ante el número de pasajeros era evidente que en caso de emergencia los botes salvavidas no podían albergar al resto.
El buque contaba con una tripulación de 173 hombres y transportaba 918 oficiales y marineros, 373 mujeres del Cuerpo Femenino Auxiliar de la Kriegsmarine, 162 heridos y 4.424 refugiados. La lista oficial informó de un total de 6.050 personas, pero no cabe duda que muchos cientos más, de una manera u otra, lograron subir a bordo escapando del Ejército Rojo. Las últimas investigaciones dicen que a bordo del Gustloff viajaban 8.956 refugiados, 918 oficiales y marineros de la 2. Unterseeboot-Lehrdivision, 373 mujeres del Cuerpo Femenino Auxiliar de la Kriegsmarine, 173 auxiliares y 162 heridos graves, sumando un total de 10.582 personas.

Hacia su destino final

A las 12:30 de la tarde del 30 de enero de 1945, el Gustloff soltó amarras mientras cuatro remolcadores lo sacaban a la rada. Zarpó de la bahía de Gotenhafen en un día con muy mal tiempo, precedido por un dragaminas, con una curiosa estructura de mando. Como transporte de civiles estaba bajo el comando del capitán de la marina mercante Friedrich Petersen y como transporte militar asignado a la 2. Unterseeboots-Lehrdivision tenía como comandante al capitán Wilhelm Zahn. Nevaba con vientos fuertes y la temperatura era de 10° C bajo cero. El mar se encontraba medio congelado y cualquier persona que cayera al agua no podría sobrevivir. El Gustloff comenzó la navegación sin escolta contra los ataques submarinos o de aviación. Ante los ataques aéreos el buque tenía la protección del clima y unas pocas ametralladoras antiaéreas, pero ante los submarinos estaba indefenso. Pronto la oscuridad invernal envolvió al buque y la gente con varios días sin comer ni dormir, cayó presa del mareo. La cubierta estaba congelada.
A las 21:08 del 30 de enero de 1945, el Wilhelm Gustloff navegaba entre la Bahía de Danzig y la isla danesa de Bornholm, casi a la altura de Stolpmünde en Pomerania, cuando fue descubierto por el submarino soviético S-13 comandado por Alexander Marinesko. El S-13 era un submarino diseñado en Alemania y construido en Holanda cuando estaba en vigencia el Tratado de Versalles, que le prohibía a Alemania poseer una flota submarina. El astillero donde se construyó el S-13 fue una empresa mixta con intereses alemanes procedentes del Krupp Germania-Werft de Kiel asociado con la Deutsche Schiff und Maschinenbau AG de Bremen y la Kriegsmarine. Los gobiernos alemán y soviético negociaron la venta y traspaso de la nave, que desde entonces formó parte de la flota soviética del Báltico.
Esa noche de enero de 1945, Marinesko disparó tres torpedos contra el Wilhelm Gustloff que acusó los impactos, escoró rápidamente a estribor recuperando la verticalidad poco después, pero finalmente volvió a escorar. El testigo del hecho, Oberbootsmannsmatt Karl Hoffman, relató que el primer torpedo hizo blanco en la proa debajo de la línea de flotación, el segundo en la sección media a la altura de la piscina, matando a casi todas las auxiliares de marina, y el tercero a mitad del buque por delante de la sala de máquinas. En pocos minutos el castillo de proa se encontraba casi bajo las aguas. El Gustloff se hundió en menos de 50 minutos, llevándose hasta el fondo del Báltico a 9.343 hombres, mujeres y niños; 1.239 personas pudieron ser rescatadas con vida por buques alemanes que se encontraban en las cercanías en misiones de evacuación o escolta. El mar estaba cubierto de cadáveres con salvavidas. El torpedero T-36 rescató a 564 personas, el torpedero Löwe a 472, el dragaminas M 387 a 98, el M 375 a 43, el M 341 a 37, el Göttingen a 28, el Torpedofangboot TF 19 salvó a 7, el carguero Gotland a 2 personas y el Vorpostenboot 1703 rescató a un bebé de sólo un año de edad.
Karl Hoffman sufriendo hipotermia fue rescatado por el torpedero T-36, cuya tripulación lo reanimó con masajes y té caliente. El T-36 formaba parte del escuadrón de escolta del crucero pesado Admiral Hipper, que también llevaba refugiados. El propio T-36 sorteó dos nuevos torpedos escapando a toda velocidad. A las 2 de la tarde del 31 de enero de 1945, el T-36 llegó a Sassnitz.
De Alemania Oriental y Polonia fueron evacuadas en total 2 millones de personas, que de no haber podido escapar, habrían sido asesinadas por los rusos, como lo fueron los que quedaron atrás. De los que lograron ser embarcados, entre 25.000 y 30.000 murieron, la mayoría de ellos, unos 15.000, cuando el Gustloff y el Goya fueron hundidos.
Alexander Marinesko, comandante del S-13, como resultado de estas acciones fue propuesto como Héroe de la Unión Soviética, pero paradójicamente se le denegó porque el alto mando soviético albergaba dudas sobre si verdaderamente fue Marinesko quien hundió el buque, pues se decía que había sido bombardeado por la Luftwaffe. Finalmente se le otorgó la condecoración a título póstumo.
Los rusos dinamitaron los restos con el resultado de que se partiese el pecio, de manera que desistieron. Hoy día el Gustloff reposa en tres secciones relativamente en buen estado de conservación a 42 m de profundidad en aguas de gran turbiedad.
Ninguna otra tragedia marítima ha sido tan grande por el número de víctimas. En 1955 fue estrenada la película alemana "Nacht fiel über Gotenhafen" que se basaba en el hundimiento del Wilhelm Gustloff. De los muchos libros aparecidos sobre la tragedia del Gustloff, el escrito por Heinz Schon, "SOS Wilhelm Gustloff - Die größte Schiffskatastrophe der Geschichte" es el considerado como el más preciso relato sobre el hundimiento del Wilhelm Gustloff'. Uno de los documentos más detallados que existen sobre este hecho es la novela A paso de cangrejo, del Premio Nobel de Literatura Günter Grass.
El hundimiento del trasatlántico Wilhelm Gustloff de la Alemania nazi fue producido por la Armada Soviética mediante torpedos, que atacaron la embarcación el 31 de enero de 1945. A bordo del buque se encontraban más de 10.000 personas. En su mayoría mujeres y niños, también habían heridos, todos ellos refugiados que huían del ejército rojo. No obstante también estaban embarcados aproximadamente 1000 cadetes de la la marina, que habian acabado su adiestración para combatir en los submarinos alemanes y debían ser incorporados al servicio lo más rápido posible.

El Wilhelm Gustloff era un moderno trasatlántico destinado a la población trabajadora de la Alemania nazi (véase Kraft durch Freude) hasta el inicio de la Segunda Guerra mundial. Durante la contienda fue utilizado como buque hospital hasta 1940 y después como buque escuela para la 2ª U-Boot Lehrdivisión, dedicada al adiestramiento de cadetes para los submarinos. Su nombre conmemoraba a un dirigente alemán del partido nazi suizo, asesinado por un estudiante judío en 1936.

En 1945 ante el avance ruso por la Prusia Oriental y la desesperación de las autoridades alemanas de que el puerto de Gotenhafen (hoy Gdynia) fuera a caer prontamente en manos del ejército Rojo se embarcó y se decidió trasladar a los cadetes, y de paso evacuar al mayor número de refugiados posible. Se embarcaron más de 10.000, entre población refugiada y soldados. En ese momento, el barco era un blanco fácil, ya que estaba sobrecargado de pasajeros, su velocidad era baja, y el Mar era constantemente vigilado por los Rusos.

El barco zarpó en la tarde del 30 de enero de 1945 hacia Dinamarca. La tragedia se desató, pocos minutos después de las 23 horas, cuando el barco fue impactado por un torpedo lanzado por el submarino soviético S-13, que esa noche vigilaba las aguas del mar Báltico. Otros dos torpedos precipitaron aún más la tragedia. El barco se hundió al cabo de 55 minutos en medio del pánico. En aquél momento la temperatura del agua rondaba los 2º y la temperatura exterior era de -18º.

En los torpedos que impactaron se habría escrito «Por la madre Rusia», «Por Leningrado» y «Por el pueblo soviético».

Los buques de guerra alemanes lograron rescatar de las gélidas aguas a 1.252 supervivientes, muchos de los cuales morirían de frío poco después. Se calcula que murieron entre 8.800 y 9.300 personas, la mayoría refugiados, entre ellos muchos niños.

Alexander Marinesko, comandante del S-13, debido a estas acciones lo llevaron a ser propuesto como Héroe de la Unión Soviética. Pero, paradójicamente se le denegó porque el alto mando soviético tenia dudas sobre si verdaderamente fue Marinesko el que hundió el buque, se decía que había sido bombardeado por la Luftwaffe. Finalmente se le otorgó póstumamente.

Curiosamente es una tragedia poco conocida a pesar de ser el hundimiento más mortífero de la historia, superando en cinco veces el número de fallecidos a bordo del Titanic.

Hoy en día el Gustloff reposa en tres secciones en relativamente buen estado de conservación a 42 metros de profundidad. 55.07° N 17.41° E

Uno de los documentos más detallados que existen sobre este hecho es la novela A paso de cangrejo, del Premio Nobel de Literatura Günter Grass.
5 veces los muertos del Titanic:

El hundimiento del trasatlántico Wilhelm Gustloff de la Alemania nazi fue producido por la Armada Soviética mediante torpedos, que atacaron la embarcación el 31 de enero de 1945, llevando miles de refugiados a bordo, muchos de ellos, niños.

El Wilhelm Gustloff era un moderno trasatlántico destinado a la población trabajadora de la Alemania nazi. Su nombre conmemoraba a un dirigente alemán del partido nazi suizo, asesinado por un estudiante judío en 1936.

En 1945 ante el avance ruso por la Prusia Oriental y la desesperación de las autoridades alemanas de que el puerto de Gydnia fuera a caer prontamente en manos del ejército Rojo se embarcó al mayor número de pasajeros posible, superando los 8.000, entre población refugiada y soldados.

El barco zarpó en la tarde del 30 de enero de 1945 hacia Dinamarca. La tragedia se desató, pocos minutos después de las 23 horas, cuando el barco fue impactado por un torpedo lanzado por el submarino soviético S-13, que esa noche vigilaba las aguas del mar Báltico. Otros dos torpedos precipitaron aún más la tragedia. El barco se hundió al cabo de 55 minutos en medio del pánico.

En los torpedos se habría escrito "Por la madre Rusia", "Por Stalin" y "Por el pueblo soviético".

Los buques de guerra alemanes lograron rescatar de las gélidas aguas a 960 supervivientes, muchos de los cuales morirían de frío poco después. Los muertos, fueron más de 7.000, la mayoría niños, mujeres y heridos, estos últimos debido a que el barco cumplía labores de hospital.

Alexander Marinesko, comandante del S-13, hundió posteriormente otro barco hospital alemán, el Goya con 6.000 muertes. Estas acciones lo llevaron a ser propuesto como Héroe de la Unión Soviética. Pero, paradójicamente se le denegó por estar involucrado sentimentalmente con una extranjera y sólo se le otorgó póstumamente.

Curiosamente es una tragedia poco conocida a pesar de ser el hundimiento más mortífero de la historia, superando en cinco veces el número de fallecidos a bordo del Titanic.

Posteriormente los soviéticos intentaron dinamitar los restos del Gustloff para borrar las huellas de la masacre, pero su objetivo fue solo parcialmente logrado.

Hoy en día el Gustloff reposa en tres secciones relativamente en buen estado de conservación a 90 metros de profundidad.

Uno de los documentos más detallados que existen sobre este hecho es la novela "A paso de cangrejo" del Premio Nobel de Literatura Günter Grass.




domingo, 6 de marzo de 2011

Los siete gigantes de los Urales

Al norte de los Urales, cuando estos dejan atrás la vegetación para convertirse en aterciopeladas colinas que se pierden en el horizonte, se levantan majestuosamente siete gigantes. Siete colosos de piedra que, en medio de la nada, parecen haber hecho un alto en el camino para contemplar el paisaje desde la cima de un altiplano. Con alturas que van desde los 30 hasta los 42 metros, estos siete moais, que la naturaleza ha moldeado durante más de 200 millones de años, forman uno de los legados geológicos más impresionantes y mágicos del planeta.

Los gigantes de Man-Pupu-Nyor (Мань-Пупу-Нёр) en distintas épocas del año


La formación geológica de Man-Pupu-Nyor (Мань-Пупу-Нёр, que en idioma mansi significa “pequeña montaña de los dioses”) se encuentra en un inhóspito y remoto paraje de la República Komi. Los siete tótems de piedra que forman este monumental conjunto no sólo asombran por su ubicación, dimensiones e imponente presencia, sino también por sus increíbles formas (algunos de ellos son más estrechos en la base) y caprichosa disposición (seis se encuentran agrupados mientras que el séptimo parece observarlos a lo lejos).

Un solitario gigante observa a los demás
Este singular fenómeno, que desde tiempos inmemoriales ha sido fuente de todo tipo de fábulas y leyendas, se originó hace unos 200-300 millones de años, cuando en ese lugar se erigía una montaña. Con el paso del tiempo, la erosión provocada por la lluvia, viento, heladas y demás fenómenos meteorológicos han ido desgastando su superfície hasta dejar los siete pilares que se conservan actualmente. En los Urales (una de las cordilleras más antiguas de la Tierra) podemos encontrar otras formaciones que guardan cierta similitud con Man-Pupu-Nyor, pero ninguna de ellas la igualan en dimensiones y espectacularidad. También es inevitable acordarse de otros casos más cercanos, como el Roque Cinchado del Parque Nacional del Teide.


Vista de conjunto de los gigantes de Man-Pupu-Nyor
Ancestralmente, el acceso a este paraje estaba reservado a los chamanes de los pueblos mansi. A su alrededor se formaron múltiples leyendas, en las que el denominador común solía ser el enfrentamiento entre un chamán y un grupo de gigantes. Según una de las más extendidas, un chamán habría pronunciado un conjuro para convertir en piedra seis malvados gigantes que pretendían cruzar la cordillera, pero con la mala fortuna de caer él también víctima del encantamiento; dando así explicación a la distribución de los pilares (seis agrupados y uno más apartado).

Un excursionista al pie del gigante solitario
Debido a su remota ubicación, el acceso a Man-Pupu-Nyor está reservado a excursionistas bien preparados o viajeros que cuenten con medios como helicópteros o motos de nieve.

Helicóptero en Man-Pupu-Nyor
El clima continental extremo de la región hace que los siete gigantes de piedra tomen mil y una caras en función del momento del día y condiciones meteorológicas, en una metamorfosis sin fin que no deja de sorprender. Para muestra este par de fotos invernales:

Moto de nieve al pie del gigante solitario

sábado, 19 de febrero de 2011

El médico ruso que se operó así mismo

“Un trabajo como cualquier otro, una vida como cualquier otra” – Rogozov



El 5 de Noviembre de 1960, el barco Ob zarpó desde Leningrad, Rusia, con rumbo hacia la Antártica. Después de 36 días de navegación dejó parte de la tripulación en Princess Astrid Coast, la tarea de la expedición era construir una base polar en la Antártica en Schirmacher Oasis y pasar el invierno ahí. Después de nueve semanas, el 18 de Febrero de 1961, cuando ya estaba próximo el invierno, la nueva base Novolazarevskaya estaba lista.

El invierno polar traería meses de oscuridad, tormentas de nieve y fríos extremos; el mar estaba congelado y el barco, ya zarpado, no volvería hasta un año después. Los 12 residentes de Novolazarevskaya tendrían que arreglárselas por su cuenta para sobrevivir.

Uno de los miembros de la expedición era Leonid Ivanovich Rogozov, cirujano de 27 años de edad proveniente de Leningrad. Él había congelado una prometedora carrera y se había sumado a la expedición poco antes de la fecha en que debía defender su tesis sobre nuevas técnicas para operar el cáncer de esófago. En la Antártica era principalmente el médico del equipo, aunque había servido de meteorólogo y de chofer de los todoterreno de los que disponían.

29 de Abril, 1961


Después de varias semanas Rogozov se sintió mal. Notó síntomas de debilidad, malestar general, náuseas y, más tarde, dolor en la parte superior del abdomen, el cual migraría posteriormente hacia el sector inferior derecho (fosa ilíaca derecha). Su temperatura se elevó a 37,7ºC. El escribió en su diario:

“Parece que tengo apendicitis. Mantendré la calma y seré discreto al respecto, incluso estaré sonriente. ¿Para qué asustar a mis amigos? ¿Quién podría servir de ayuda?…”

Como cirujano, Rogozov no tenía dificultad en diagnosticar una apendicitis aguda. No obstante, en esta ocasión el destino le hacía una cruel jugada. Si deseaba sobrevivir, sabía que tenía que someterse a una cirugía, pero estaba en una base de avanzada en la Antártica, sin posibilidad de transportarse, en medio del invierno polar y las tormentas de nieve hacían imposible el pensar en el transporte aéreo. Había además otro problema: el único médico ahí era él.


30 de Abril


Todos los tratamientos conservadores habían sido realizados (antibióticos y frío local), pero la condición general del paciente empeoraba: la fiebre iba en aumento y los vómitos se hacían frecuentes.

“No dormí anoche, ¡duele como un demonio! Una tormenta de nieve está atravesándome por dentro, como cien chacales dentro mío. Aún no hay síntomas obvios de que la perforación sea inminente, pero una sensación opresiva se cierne sobre mí… Tengo que meditar acerca de la única salida posible: intervenirme a mí mismo…es casi imposible…pero no puedo cruzarme de brazos y rendirme.”

“18.30. Nunca en toda mi vida me he sentido tan mal. El edificio se sacude como un juguete en medio de la tormenta. Los otros ya se dieron cuenta, vienen cada rato a tranquilizarme. Estoy molesto conmigo mismo, he arruinado el feriado de todos. Mañana es 1 de Mayo. Ahora todos están corriendo, tenemos que esterilizar las ropas de cama; vamos a operar.”

“20.30. Estoy empeorando. Le he dicho a los otros, ahora ellos están sacando del cuarto todo lo que no necesitamos.”

Preparando la Operación

Bajo las instrucciones de Rogozov, los miembros de la expedición prepararon un improvisado pabellón quirúrgico. Sacaron todo de la habitación, dejando sólo la cama de Rogozov, dos mesas y una lámpara de mesa. Inundaron la habitación con luz ultravioleta y esterilizaron la ropa de cama y los instrumentos.

Mientras tanto, así como Rogozov, el meteorólogo Alex andr Artemev, el mecánico Zinovy Teplinsky, y el director de la estación, Vladislav Gerbovich, fueron seleccionados para lavarse y prepararse para la cirugía. Rogozov les explicó cómo procedería la intervención y les asignó tareas: Artemev le tendría y facilitaría los instrumentos; Teplinsky sostendría el espejo y ajustaría la luz de la lámpara; Gerbovich estaba como reserva, en caso de que las náuseas derrotaran a alguno de sus asistentes. En el caso de que Rogozov perdiese la conciencia, instruyó al equipo para inyectarlo con las jeringas que había preparado y para que le proporcionaran ventilación artificial. Después hizo un lavado quirúrgico de las manos de Artemev y Teplinsky y les puso guantes quirúrgicos.

Cuando los preparativos estuvieron listos, Rogozov se lavó y se posicionó para el procedimiento. Eligió una posición semi reclinada, con la mitad derecha de la cadera ligeramente más elevada que la izquierda. Anticipando la necesidad de usar su sentido del tacto para guiarse, decidió trabajar sin guantes.


La Operación




(Foto: Rogozov interviniéndose a sí mismo. Foto tomada por un miembro de la expedición durante la auto operación de Rogozov.)

La intervención comenzó a las 2 am hora local. Rogozov se anestesió la piel y la pared abdominal con varias inyecciones de procaína. Después de 15 minutos se hizo una incisión de unos 10 – 12 cm. La visión de la profundidad de la herida no era la mejor; varias veces tuvo que elevar la cabeza o usar el espejo para poder ver mejor, pero durante la mayor parte trabajó por tacto. Después de 30 – 40 minutos Rogozov comenzó a tomar pequeños descansos debido a la debilidad general y al vértigo. Finalmente logró remover el apéndice, que estaba severamente inflamado y dañado. Aplicó antibióticos en la cavidad peritoneal y cerró la herida. La operación duró 1 hora y 45 minutos. Durante la operación, Gerbovich llamó a Yuri Vereshchagin para que tomara fotografías de la intervención (ver fotos). Gerbovich escribió esa noche en su diario:

“Cuando Rogozov hizo la incisión y estaba manipulando sus propias vísceras mientras removía el apéndice, sus intestinos gorgoteaban, lo que era muy desagradable para nosotros; le hacía a uno querer irse, huir, no mirar – pero mantuve mi cabeza fría y me quedé ahí. Artemev y Teplinsky también se quedaron en sus lugares, aunque después se voltearon y ambos estaban mareados y cerca de desmayarse… Rogozov estaba calmado y concentrado en su trabajo, pero el sudor corría por su rostro y le pedía frecuentemente a Teplinsky que le secara la frente… La operación terminó a las 4 am hora local. Al final, Rogozov estaba muy pálido y evidentemente cansado, pero había terminado todo”




(Foto: Rogozov interviniéndose a sí mismo. Foto tomada por un miembro de la expedición durante la auto operación de Rogozov.)

El Post Operatorio

Después Rogozov le mostró a sus asistentes cómo retirar y lavar el instrumental y otros materiales. Una vez terminado todo, tomó píldoras para dormir y se recostó para descansar. Al día siguiente su temperatura era de 38,1ºC; él describió su condición como “moderadamente grave” pero en general se sentía mejor, continuó tomando antibióticos. Cuatro días después su función excretora volvió a la normalidad y los signos de peritonitis localizada desaparecieron. Al quinto día su temperatura era normal; a una semana de la operación se quitó los apósitos. Dentro de dos semanas estaba en condiciones de volver a sus labores normales y a su diario.

8 de Mayo, 1961.

“No me permití pensar más que en la tarea que tenía entre manos. Era necesario mantenerme firme, mantenerme firme y apretar los dientes. En el caso de que perdiera la conciencia, le di a Artemev una jeringa y le mostré cómo debía inyectarme. Elegí una posición casi sentado. Le expliqué a Zinovy Teplinsky cómo sostener el espejo. ¡Pobres ayudantes! Al último minuto los miré: parados ahí con delantales blancos, más blancos ellos que sus delantales. Yo también tenía miedo. Pero cuando tomé la primera jeringa y me inyecté la anestesia, de alguna manera cambié automáticamente el interruptor a “modo operación”, y de ahí en más no sentí nada.

Trabajaba sin guantes. Era difícil ver, el espejo ayuda pero también confunde – después de todo muestra las cosas al revés. Trabajo principalmente por tacto. El sangrado es abundante, pero me tomo mi tiempo, trato de trabajar con seguridad. Abriendo el peritoneo dañé el ciego y tuve que suturarlo. Repentinamente se me cruza por la cabeza: acá debe de haber más heridas que no he notado… Me debilito más y más, mi cabeza comienza a dar vueltas. Cada 4 ó 5 minutos descanso por 20 a 25 segundos. Finalmente, ahí está, ¡el maldito apéndice! Con horror noto la coloración negruzca en su base. Eso significa que un día más y se hubiera roto y…

En el peor momento, al tener que remover el apéndice, me sentí mal: mi corazón comenzó a latir notablemente más lento y sentía mis manos como caucho. Bien, pensé, esto va a terminar mal. Y todo lo que quedaba era remover el apéndice…

Ahí me di cuenta de que, básicamente, ya me había salvado.”


Dejando la Antártica


Después de más de un año, el equipo de Novolazarevskaya abandonó la Antártica, y el 29 de Mayo de 1962 su barco atracó en el puerto de Leningrad. Al día siguiente Rogozov regresó a su trabajo en la clínica. Poco después defendió con éxito su tesis. Trabajó y enseño en el Departamento de Cirugía General del Instituto Médico de Leningrad. Nunca regresó a la Antártica y falleció en San Petersburg, nombre que reemplazó al de Leningrad, el 21 de Septiembre de 2000.

La auto intervención de Rogozov fue probablemente la primera en su clase llevada a cabo con éxito y en un entorno inhóspito, fuera del hospital, sin posibilidad de ayuda externa y sin ningún otro profesional médico cerca. Se mantiene como un ejemplo de determinación y de la voluntad humana por sobrevivir. En los años posteriores el mismo Rogozov rehusó la glorificación por sus actos. Cuando se le mencionaba esto, él usualmente respondía con una sonrisa y con las palabras: “Un trabajo como cualquier otro, una vida como cualquier otra”.

martes, 15 de febrero de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS!!!

EL 16-02-2011,
CLARA, la escritora de "Un relato Cualquiera"
CUMPLE 24 AÑOS,

ME AYUDAIS A FELICITARLA?

POR FAVOR, ENTRAD EN SU BLOG Y FELICITADLA, SE QUE LE VA A HACER MUCHISIMA ILUSION


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domingo, 6 de febrero de 2011

El lago Vostok, bajo la Antártida




Durante 15 millones de años, un lago bloqueado por el hielo ha permanecido sellado bajo la capa helada de la Antártida, posiblemente escondiendo formas de vida prehistóricas o desconocidas. Pero ahora, científicos rusos están a punto de alcanzar sus secretos.

El equipo de Alexei Turkeyev, jefe de la estación polar rusa Vostok, ha perforado durante semanas en una carrera contra el tiempo para llegar al lago, a 3.750 metros bajo la capa de hielo polar, antes del final del breve verano antártico.

Con la rápida llegada del invierno, los científicos se verán forzados a dejar el lugar en el último vuelo por esta temporada, programado para el 6 de febrero. En ese lugar se registró la temperatura más baja en la Tierra, 89,2 grados Celsius bajo cero.

Ahora hace 40 grados bajo cero. "Pero no importa, estamos trabajando. Nos sentimos bien. Sólo quedan cinco metros hasta que lleguemos al lago", dijo Turkeyev.

Los científicos sospechan que las profundidades del lago revelarán nuevas formas biológicas, mostrarán cómo era el planeta antes de la Era de Hielo y cómo evolucionó la vida.

Podría también ofrecer una visión de qué condiciones para la vida existen en lugares extremos similares como Marte y la luna de Júpiter Europa.

"Es como explorar un planeta extraterrestre en el que nadie ha estado nunca. No sabemos qué encontraremos", dijo Valery Lukin del Instituto ruso de Investigación del Artico y la Antártida (AARI por su sigla en inglés) en San Petersburgo, que supervisa la expedición.

Cien años después de las primeras expediciones al Polo Sur, el descubrimiento de una oculta red de lagos subglaciales en la Antártida a finales de la década de 1990 vía imágenes satelitales generó un nuevo fervor exploratorio entre los científicos de todo el mundo.

Exploradores estadounidenses y británicos también se encuentran en misiones para llegar a otros lagos subterráneos, algunos de los últimos lugares sin explorar en el planeta.

Un lugar único
El lago Vostok, del tamaño del lago Baikal en Siberia, es el mayor, el más profundo y más aislado de los 150 lagos subglaciales de la Antártida. Está supersaturado de oxígeno, por lo que no se parece a ningún ambiente en la Tierra.

Bajo la interminable capa de hielo, John Priscu de la Universidad Estatal de Montana, un importante científico del programa estadounidense para explorar otro lago antártico, sospecha que criaturas se desplazan, lejos de la luz del sol, alrededor de conductos termales en las profundidades del lago.

"Creo que el lago Vostok es un oasis bajo la capa de hielo para la vida. Sería realmente genial poder hacer un muestreo completo (...) Pero hasta que no aprendamos cómo llegar al sistema limpiamente eso es todo un tema", dijo a la agencia Reuters.

Los exploradores enfrentan la pregunta: ¿cómo iremos a donde nadie ha ido antes sin arruinar el lugar o volver con algún virus extraño?

"Estoy muy entusiasmado pero una vez que lo hagamos no hay vuelta atrás", dijo Alexei Ekaikin, un científico con la expedición en la Estación Vostok.

Votame !!